En un diseño multidisciplinario donde se integra el trabajo de muchos proyectistas, normalmente se van generando superposiciones de objetos que ocupan el mismo espacio, estos son llamados interferencias, las cuales deben ser detectadas y resueltas durante la etapa de diseño.
La construcción de un modelo con elementos tridimensionales tiene una gran ventaja, las interferencias ahora eran fácilmente visibles, pero es aún más ventajoso que los sistemas sean capaces de detectarlas de manera automática.
La detección de interferencias es un proceso recursivo semanal, que debe iniciarse cuando el diseño ha alcanzado al menos el 50 % de avance. Este proceso debiese en el tiempo ir reduciendo la cantidad de interferencias encontradas, hasta llegar a cero.
En reunión sostenida con el BIM Manager de una importante empresa constructora peruana, nos comunicó que habían estudiado el costo que significaba resolver en una obra de edificación dentro de una ciudad, una interferencia no detectada durante la etapa de diseño. El valor alcanzado era aproximadamente de US $ 500 por unidad.
Si el mismo análisis lo realizamos para proyectos mineros, los cuales deben ser construidos en la mayoría de los casos, en medio del desierto y a más de 2.500 metros de altura, el valor por resolver la interferencia sube al menos a unos US $ 3.000 por unidad.
Un proyecto en el que participé, fue el diseño de detalle de una planta minera de procesamiento de sulfuro de cobre, en ella se detectaron 10.000 interferencias. Si multiplicamos el valor de la resolución de cada interferencia por la cantidad detectada, llegamos a la importante cifra de US $ 30.000.000. ¿Cuánto nos cuesta resolver la interferencia de manera virtual durante el diseño? aproximadamente 100 veces menos.
Un indicador clave de desempeño o KPIs (por su sigla en ingles) que permite reconocer las ventajas del uso de la Metodología BIM, es el registro y procesamiento de los datos asociados a la detección de interferencias.
Consultora Sonqollay
